Un día lo tienen que superar

Empezando el año estoy segura que todos nosotros estamos con las expectativas de lo nuevo que vendrá. Nuevas oportunidades, nuevos retos, nuevas experiencias; por que quién entre nosotros está atascado en lo viejo? ¿Quién está  buscando repetir las cosas que ya pasaron (sobre todo las que no salieron bien)? Quien está dispuesto a repetir todas las malas experiencias que a lo largo del año pasado (o de su vida) experimentó? ¡Seguro que yo no! Y creo que ninguno de ustedes. Entonces, si nosotros no estamos dispuestos a volver al pasado a repetir lo malo, por qué algunas veces nos prestamos a enviar a otros a los errores de su pasado y dejarlos presos ahí?

Seguro que todos nosotros hemos cometido errores, algunos más penosos que otros, algunos más públicos que otros, e incluso algunos que podrían estar “justificados".

De la misma manera, a ninguno de nosotros debe gustarnos que otra persona nos acuse a su antojo por los errores que cometimos en el pasado; sobre todo cuando genuinamente nos hemos arrepentido y pedido perdón a Dios. Pero muy a parte de eso, a veces somos nosotros mismos (a los que nos gusta medir de esa manera) los que tratamos a otros de esa forma; somos los que se mantienen recordándoles de lo malos que han sido en su vida y lo inmerecedores que son. 

¡Qué terrible! Porque el único que tiene la potestad de sentarse en esa silla de Juez es Dios, y Él escoge no hacerlo. Pero nosotros si?

Este es un problema muy serio en las relaciones; por ejemplo un matrimonio en el que se pasan trayendo a la mesa los problemas supuestamente ya resueltos, es una manera de llegar a la separación. No me puedo imaginar una manera más predecible de torturar a nuestro cónyuge. Es como enterrar un muerto, pero sin dejarlo muy profundo para poder desenterrarlo a nuestro antojo. 

No está bien que otros desentierren nuestro pasado, de la misma manera que no es correcto desenterrar los cadáveres de otros. 

En una ocasión Jesús les dijo a los fariseos que estaban por apedrear a la mujer adúltera que el que estuviera libre de pecado tirara la primera piedra (Juan 8:1-7). La Biblia dice que todos se fueron y no quedó ninguno de ellos para acusar a la mujer; y Jesús tampoco la acusó.

Verá, todos tenemos un pasado del cual quisiéramos cambiar algunas (o muchas) cosas, pero sabemos que eso no es posible. Lo que sí es posible, es arrepentirnos de ese pasado, pedirle perdón a Dios y ponernos a cuentas con Èl; y así como perdonó a la mujer adúltera y no la acuso, podemos confiar que no nos acusará. 

De Jesús podemos aprender que aunque conozcamos el pasado vergonzoso de las personas, no nos corresponde avergonzarlos exponiéndolo; y que si alguien lo hace con nosotros, nos queda perdonar y seguir adelante (después de saldar nuestra deuda) porque aunque podamos arrepentirnos y pedir perdón a quien hemos ofendido, si las personas eligen no perdonar, nuestra deuda delante de Dios está saldada, por lo tanto está en ellos el que un día lo puedan superar.

2 Corintios 5:17 NVI Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!

Tu turno! Cuéntanos: Quieres compartir algo acerca del tema: Escríbenos queremos Orar por ti; no estás sola y recuerda que Dios tiene mucho más para ti. pastora@mujeredifica.com

Has esta Oración: Padre Celestial Gracias por perdonar mi pasado y no acordarte más de el; Gracias porque pudiendo acusarme escoges no hacerlo; gracias por tanta Gracia! Por favor Señor, perdóname si yo he acusado a otros de su pasado, ayúdame a no hacerlo más; y que de la misma Gracia y Misericordia que se me fue dada pueda yo también dar a los demás. En el nombre de Jesús Gracias, Amén y Amén.

Pastora Susan Cruz, Casa de Oración Elolím Ministerios Ebenezer VA.

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