Habla a otros como quieres que te hablen a ti.
Muy a menudo he escuchado la frase “si no te has puesto mis zapatos, no me critiques” y las muchas otras variaciones de este dicho; mi objeción es, que cuando se trata de “los zapatos” de alguien más tendemos a olvidar esta regla y muchas veces nos dejamos ir de boca con nuestras “opiniones y consejos” al respecto. Te ha pasado a ti también?
La verdad nos hace libres, la Biblia lo dice (Juan 8:32); la cuestión es que no se trata de nuestra verdad la que nos liberta, sino de la Palabra de Dios la Verdad Absoluta. Porque aunque muchas veces se siente Muy Bien decir lo que arde en nuestro pecho, no significa que eso nos haga libres, al contrario; hay “verdades” innecesarias que lejos de traer alivio, causan divisiones y pleitos que encarcelan el alma. Éste día quiero hablarte de lo que es estar no solo en tus zapatos, pero también en los zapatos de alguien más, para que la próxima vez te sientas tentada a dar tu opinión porque es “la verdad” lo consideres por un momento.
Uno de los problemas más grandes en nosotras las mujeres es el dominar nuestra lengua, y seguro ya lo sabias, pero de todas las cosas que podemos hablar entre nosotras, este es un tema que muy difícilmente se tocará en una conversación femenina. La mayoría de los pleitos, malos entendidos y desagrados entre las mujeres es por lo que otras dicen (y toma en cuenta que muchas veces tú serás la otra para alguien más, lo que significa que tu también agravias a otros). El problema es que somos muy exigentes para con nuestros derechos y muy negligentes para con nuestros deberes; somos muy rápidos para juzgar y cuando se trata de tener compasión nos olvidamos que los otros también la merecen; muy a menudo somos la víctima de otros, pero siempre actuamos como un verdugo para alguien. Entiendes a lo que me refiero?
En muchas ocaciones he tenido que intervenir para sofocar las rencillas entre dos o mas personas (99 % de los casos mujeres) las cuales en su gran mayoría iniciaron por lo que la otra dijo; y al final de cada sesión llego a la conclusión de que todo sería más fácil si nos abstenemos de hablar de mas. Pero como el “yo digo lo que pienso y nadie me va a callar” nos ha dado un derecho que no nos corresponde para agredir y azotar a nuestro prójimo porque “esta boca es mía”. El utilizar estas excusas populares son solo el pretexto para seguir haciendo mal a quienes queremos, pues aunque no estamos obligados a someternos a la voluntad de otros, es de sabios callar cuando los necios hablan (Proverbios 10:14). Las palabras que hablamos se convierten en acciones tarde o temprano, y ademas con ellas tenemos el poder de influenciar a otros a nuestro favor, pero también en nuestra contra. Has memoria de las veces que fuiste tu quien estuvo en los zapatos criticados, cómo te sentiste? A veces es muy difícil sobreponerse a esas criticas, porque causan mucho dolor y muchas veces son demasiado injustas porque nadie sabe toda la verdad, nadie más entiende las razones del por qué. Tu también has estado ahí. Ahora, por qué si te has sentado en esa silla al levantarte, sientas a alguien más y le haces lo mismo que te hicieron a ti a esa persona? Este es un circulo vicioso por el que todos pasamos (incluida yo) porque nadie es perfecto. La persona que te respondió mal probablemente no había tenido un buen día y simplemente ya no aguanto cuando tu te cruzaste, quizá lo que tu superior te dijo fue la manifestación del estrés por el que estaba sometido con tanta responsabilidad, tal vez esa persona no se pudo expresar correctamente y entendiste mal; todos hemos estado ahí. Piensa que cuando ofreces opiniones que no se nos han pedido estamos tomando un lugar que no nos corresponde; y no necesariamente tienen que ser malas palabras las que salen de tu boca para agredir a alguien, por ejemplo: “esa ropa no le queda bien” “ mejor debería de hacer esto y lo otro con sus hijos” “a mi no me parece como esta haciendo esto o lo otro” “a subido un par de libritas verdad” y muchas otras “verdades” innecesarias (que no solo he escuchado por ahí, pero que también me las han dicho a mi; y otras que quizá yo dije a alguien más). El punto es que cuando estas palabras salen de una boca y entran en los oídos de alguien mas causan daño, así como lo hacen contigo lo hacen a otros; a eso me refiero cuando te digo que debes de considerar tus zapatos y los de los demás.
Recuerdas que te mencioné que las palabras que hablas también causas desagrado? A lo que me refiero es que si no sabes controlar tu manera de hablar difícilmente encajaras en muchos lugares, muchas veces es más fácil decir que el problema lo tienes los otros antes de reconocer que nosotros estamos mal. Has escuchado el “prefiero caer mal por honesto, que caer bien por hipócrita” Esta no es mas que otra excusa para actuar mal, y no es que me guste la hipocresía porque tampoco es correcto, pero si tu honestidad se basa solamente en tu opinión por sobre el respeto a la opinión de los demás, difícilmente serás bien recibida en todas partes, es más quizá solo los hipócritas te aguantaran. La Biblia dice en Romanos 12:18 Si es posible, en cuanto de vosotros dependa, estad en paz con todos los hombres. Y muchas veces para estar en paz tendrás que aprender a callar; callar esas verdades innecesarias, esas opiniones no solicitadas, e incluso a veces los consejos (Proverbios 9:8); porque así hallaras gracia para con las personas y cuando sea necesario ellos mismos te pedirán que hables.
Podría darte un listado de razones por las cuales debes aprender a hablar a los demás como quieres que te hablen a ti, pero creo que entiendes de lo que te he hablado. Dios nos creo con características únicas desde nuestra manera de pensar y actuar, hasta nuestra fisionomía; y nos dio una lengua para poder expresar con palabras nuestros pensamientos, pero la puso dentro de la boca para que antes de que las palabras salieran fuesen filtradas por los dientes y los labios; en otras palabras tu lengua esta presa dentro de ti y solo tu tienes el poder de darle libertad condicional o absoluta, Aprende a dominarla.
Santiago 3:7-8 NVI El ser humano sabe domar y, en efecto, ha domado toda clase de fieras, de aves, de reptiles y de bestias marinas; pero nadie puede domar la lengua. Es un mal irrefrenable, lleno de veneno mortal.
Tu Turno! Cuéntanos: Crees que nuestra manera de hablar nos causa problemas, por qué? Como podemos aprender a refrenar nuestra lengua? Que consejo le puedes dar a una amiga que se le hace difícil controlar su lengua:
Has esta Oración: Padre Celestial, gracias por crearme de una manera única y especial, gracias por la Gracia e Inteligencia que me diste, y por la Sabiduría que recibo de tu Palabra. En esta hora confieso que mi lengua me es ocasión de caer y ademas causo tropiezo a mi prójimo por las palabras que hablo en ocaciones, perdóname Señor; te pido que me ayudes a dominarla y que aunque este en lo correcto, aprenda a callar cuando sea necesario. Te entrego a ti la potestad de mi habla, para que por medio de mi lengua fluyan palabra de Edificación y vida par a los que me escuchen, y así poder Glorificar tu Nombre Siempre. El El Nombre de Jesús, Amén y Amén.
Pastora Susan Cruz, Casa de Oración Elohím.