Después de la tormenta...

Hace ya un buen tiempo que me senté a escribir la última vez, aunque cuando lo hice no tenia ni la menor idea de que así seria (esa no era mi intención); y al ver hacia atrás tratando de visualizar ese instante en que escribía hasta este momento, me sorprende el ver lo rápido que ha pasado el tiempo. Y es que en lo personal han sido dos años desde entonces, dos años bastante agitados, llenos de dificultades, pero también de buenos momentos, dos años en los que algunos sueños se hicieron realidad, pero también algunas pesadillas; dos años de reír, de llorar, de esperar, de querer renunciar, de alcanzar, de crecer, de madurar; dos años en que mi mortalidad humana se manifestó. Y además la pandemia… un tema que a estas alturas parece ya estar pasado de moda pero que sigue con la misma vigencia del primer momento. En fin, dos años de tormentas. Pero estoy segura que no he sido la única, la cuestión es que no habíamos podido hablar al respecto; con tanto afán y preocupación, quién tiene tiempo de sentarse a platicar de ello? (hago una pausa y me río conmigo misma).

Así como mi vida ha sido una pequeña embarcación en el vasto océano de la vida, en donde algunos momentos son de serena quietud pero otros son de intensas tormentas; se que tu también has (o estás ahora mismo) experimentado esta misma realidad. Y por eso quiero hablarte, y de antemano te digo: así como las otras tormentas pasaron, ésta también pasará; aunque sientas que este es tu fin, ten Fe, la calma llegará. No importa que clase de tormenta esté sacudiendo tu barca en estos momentos, quizá sea económica, familiar, enfermedad, muerte, quizá estas lidiando con la depresión a solas, que se yo? Pueden ser tantas las clases de tormentas que te pueden estar azotando ahora mismo, quizá sean más de una a la vez. Pero quiero decirte que no estás sola, quiero recordarte que aún hay esperanza para ti, para tu embarcación.

Las tormentas son necesarias, y aunque incomodas; nos ayudan a conocer y depender más de Dios, nos ayudan a crecer y fortalecernos, nos ayudan a sacar valiosos tesoros que el Señor había depositado en nosotros y no nos habíamos dado cuenta de que los teníamos, las tormentas hacen que la basura salga a flote para que podamos deshacernos de ella; las tormentas son necesarias para que aprendamos a valorar las Bendiciones que tenemos. La Biblia nos cuenta de muchas tormentas que algunos hombres y mujeres de Dios tuvieron que enfrentar, pero viene a mi memoria la historia de: Mateo 8:23-27 (Mr. 4.35-41; Lc. 8.22-25) Donde Jesús calma la tempestad. Literalmente Jesús y los discípulos estaban navegando y se desató una gran tormenta; y a pesar de que la mayoría de los discípulos eran pescadores expertos y vivían en y del mar, tuvieron temor de muerte; pero cuando clamaron a Jesús por ayuda, Él hizo callar la tormenta y me encanta lo que dice el verso 26 El les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza. Esta última frase me llena de Paz, porque después que los discípulos tuvieron que batallar con una tormenta en la que sus vidas corrían peligro, Jesús no solo detuvo la tormenta sino que trajo calma.

Por esta razón es que te decía que a pesar de la tormenta que puedas estar viviendo o hayas vivido, va a pasar y vendrá la calma. No importa que tan dura sea la situación, si clamas al Señor por ayuda, Él te Ayudará, y si confías en Él, Él traerá la calma que tu vida necesita. Por qué te lo digo con seguridad? Porque yo también he estado en esa clase de tormentas, yo también he tenido miedo, yo también he sentido morir; pero cada vez que he clamado “Señor Sálvame que perezco!” Nuestro Buen Dios y Padre me ha Salvado. Y no me avergüenza compartirte esto, porque, así como tú, sigo siendo una simple mortal, pero con un Dios Extraordinario. Porque si no fuera por mis debilidades el Señor no sería Glorificado en mi vida, y si no tuviera necesidad, entonces como podría conocer el Poder de Dios?

La tormenta es necesaria, pero no es eterna; esto también pasará y cuando pase, tu barca, tu vida habrá sido llena de la Gracia y Majestad que sólo el Señor nos puede dar en recompensa a nuestra perseverancia. Resiste un poco más, la Calma viene ya.

ISAÍAS 28:28 (LBLA) El grano es triturado, pero no se le seguirá trillando indefinidamente; debido a que la rueda de la carreta y sus caballos lo dañarán, no se le triturará más.

Tu turno! Cuéntanos: Comparte un testimonio sobre una tormenta en tu vida que terminó en calma. Comparte un verso de la Palabra que te dio Paz en medio de la tormenta. Puedes compartir unas palabras de ánimo para quienes están atravesando una de esas tormentas en estos momentos:

Has esta Oración: Amado Padre Celestial, quiero darte gracias porque hasta este día no me has abandonado, y aunque he sentido el deseo de rendirme ante las tormentas que han azotado mi vida, tu Gracia me ha sostenido y sigo en pié. Te pido Señor que no me sueltes, Ayúdame, Sálvame no me dejes perecer; sólo tu eres mi Refugio y mi Auxilio. Deposito Toda mi Confianza en ti Señor y te Ruego has callar la tormenta y trae Calma a mi vida; y mientras lo haces dame Fuerza y Templanza para entender que esto no será para siempre; y que aún de esta situación tu harás que saque tesoros valiosos que ya habías depositado dentro de mi, y que solamente por medio de estas circunstancias podré sacarlos a la luz. Señor Gracias porque en medio de la tormenta Tu eres mi Calma. En el Nombre de Jesús, Amén y Amén.

Pastora Susan Cruz, Casa de Oración Elohím Ministerios Ebenezer Sterling VA.

Previous
Previous

Hablemos en secreto.

Next
Next

Aquí voy de nuevo ()